Una jornada densa


 

La entrevista que concedí a ACI Prensa y TV peruana ha generado hoy una gran cantidad de contactos en toda América Latina (Argentina , Venezuela, Colombia, Panamá, Puerto Rico, Perú …). Es a la vez impresionante y aterrador, porque me encuentro solo para aguantar todo esto, para responder por todos lados a la avalancha de preguntas y expectativas. La dificultad que plantea este tema (la homosexualidad), es que se necesita tiempo. Y si la gente nunca me ha leído, o no ha oído mis ponencias públicas, se multiplican las conversaciones privadas largas, y se hace difícil la situación. A menos que me inviten a su país, no tengo más remedio que contestar con paciencia uno por uno a las llamadas (a veces e-mails de auxilio). Pero no sé cómo voy a poder adelantar con mi libro …
 

Por otra parte, estoy confrontado (como ya fue el caso en el Líbano) a otra forma de denegación, de indiferencia y de censura que en Francia. En América Latina, muchos « católicos » me acusan de hablar de homosexualidad, consideran que ésta simplemente no existe (algunos se esconden detrás de la palabra « bisexualidad » o « cambio » para no asumir abiertamente su tendencia homosexual o para no interesarse por las personas homosexuales) y me aconsejan, para desanimarme, que siga una terapia reparativa, que vaya a ver a un psiquiatra o que acuda a « Courage International ». Para ellos, la homosexualidad no es un tema, y el simple hecho de charlar de ella sería darle demasiada importancia, sería una mentira y un contra-testimonio. Y si digo que existe, sería sólo una caricatura que me hago de mí mismo, una negación mía de reconocerme enfermo, e incluso una falta de fe respecto a la acción de Dios en mí.
 

Así que está jodida la casa. Y ni les cuento los esfuerzos sobrehumanos que me quedan por hacer para justificar la grandeza apostólica y universal de la homosexualidad continente, para explicar que la heterosexualidad es el diablo disfrazado de diferencia de sexos, para explicar por qué el « lobby gay » no es la encarnación del demonio, por qué el estudio colectivo de la homosexualidad es un gran tesoro. ¡ Mejor darme una cuerda en seguida y terminemos con eso ! 😉
 

Sin embargo, lo que me consuela, es que esta es la primera vez que he podido, en un medio masivo, hacer públicamente un llamamiento personal a cada persona homosexual católica para que se levante para defender urgentemente a la Iglesia Católica, ya que está en juego la supervivencia de los sacramentos, y nuestra alegría de vivir. El otro consuelo también es la confianza que algunos de mis hermanos me hacen. ¡ Y eso es sólo el principio!