Las dos patatas calientes del Papa Francisco

El Papa llevando involuntariamente un cartel que despierta el conflicto entre Argentina e Inglaterra (19 de agosto del 2015)

El Papa llevando involuntariamente un cartel que despierta el conflicto entre Argentina e Inglaterra (19 de agosto del 2015)


 

En mi opinión, el futuro y probable Cisma dentro de la Iglesia Católica se centrará en dos puntos : 1) en la bondad del Papa con respecto a la inmigración (bondad vista como sumisión y colaboración con el enemigo ) ; y 2) sobre todo en la posición papal sobre la homosexualidad (el punto más delicado y más divisorio en la Iglesia). Lo apostaría.
 
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De hecho, el problema de la inmigración se plantea en la confusión entre el orden individual de la Caridad y el orden de la política que es la conservación del bien común. Confundir estas dos órdenes parece ser un error de Francisco, un poco novato en su evaluación del riesgo del Islam. En cuanto a la homosexualidad, es muy probable, dada la complejidad del tema, que su concentración en la Caridad le haga perder la enunciación de la Verdad, es decir el recordatorio de que la unión homosexual no es amor (cf. el supuesto apoyo a Monseñor Gaillot, ex-obispo pro-gay), el recordatorio también de la forma concreta de la santidad y de la castidad, específica a las personas duraderamente homosexuales, es decir la continencia.
 

Por ambas razones, el Papa pronto corre el riesgo de ser incomprendido o ambiguo, de ser tachado a la vez de « progre » ingenuo y de « facha », y de confundir a cierto número de clérigos y fieles. Sean cuales sean sus decisiones finales, sean lo que parezcan sus directrices ambiguas, y cualquiera que sea el juego telefónico que se deriva, me animo a mí mismo a dar carpetazo a mi razón racionalista y purista, para defender a toda costa a este Papa – a veces mal rodeado y mal aconsejado – porque, fundamentalmente, creo en su identidad de hombre de Dios.
 

Por eso me hago violencia y reitero mi apoyo al Papa, sobre todo porque sé que este apoyo podría en cualquier momento dejar de ser indefectible, sobre todo porque sé que en medio del alboroto mediático y de la inflación de opiniones que nos entregarán informaciones contradictorias, será grande para nosotros católicos la tentación de abandonarlo, de renegarlo por motivos – esto es lo peor – relativa y teóricamente buenos. ¡ Ánimo ! : A pesar de todo ¡ Amemos !